11 oct 2009

la esencia del corazon del hombre: bondad o maldad?

EL CORAZON DEL HOMBRE

DE ERICH FROMM



INTRODUCCIÓN


El libro recoge ideas de libros anteriores del autor, trata de dar respuesta a la eterna pregunta de cual es la verdadera esencia del hombre: el bien o el mal.

A lo largo del libro va desarrollando la idea de que la bondad y la maldad existen en el hombre, aunque en resumen señala que la esencia del hombre no es la bondad ni la maldad, sino la contradicción en sí, y que uno no decide ser bueno o malo, simplemente son las decisiones diarias que se toman las que se pueden convertir en cosas buenas o malas, señala también que su experiencia clínica como psicoanalista es la fuente de su investigación, de igual modo hace referencia de manera constante a la obra de Freud, asimismo, habla de dos síndromes de los cuales describe sus elementos, a saber: el síndrome de decadencia, y el síndrome de crecimiento.
El primero se compone a su vez de amor a la muerte o necrofilia, de narcisismo maligno- aunque hace referencia a uno benigno- y de fijación simbiótica incestuosa, en tanto que el segundo de los síndromes tiene como componentes el amor a la vida, el amor al hombre y la independencia, como contrapartes de los componentes del primer síndrome.
Al final del libro, después de dedicar la mayor parte de su ensayo a los componentes antes mencionados, hace referencia a otro conflicto teórico universal: la libertad y el determinismo, dicho de otro modo, ¿el hombre es realmente libre o bien esta sujeto a una causa interminable?
Hace varias precisiones en cuanto a los conceptos de libertad, responsabilidad, para señalar que el hombre sí puede ser libre, siempre y cuando conozca las fuerzas que operan a su espalda.

CAPÍTULO I
EL HOMBRE, ¿LOBO O CORDERO?.

El autor empieza con una frase de impacto, hace referencia a que mucha gente cree que los hombres son corderos, y que otros creen que los hombres son lobos, señala que las dos partes pueden acumular buenos argumentos a favor de sus respectivas posiciones.
Los que están a favor de que los hombres son corderos no tienen mas que señalar el hecho de que a los hombres se les induce fácilmente a hacer lo que se les dice, aunque sea perjudicial para ellos, que siguieron a sus lideres en guerras que no les produjeron mas que destrucción, parece que la mayoría de los hombres son niños sugestionables y despiertos a medias, dispuestos a rendir su voluntad a cualquiera que hable con voz suficientemente amenazadora o dulce.
Bajo estas premisas, señala Fromm, fue que erigieron sus sistemas los grandes dictadores e inquisidores, dicha creencia refuerza en estos personajes la creencia de que estaban cumpliendo un deber moral, si eran jefes que los libraban de la responsabilidad y la libertad.
Como contraargumento, señala el autor, es conveniente preguntarse ¿Por qué la vida del hombre es tan diferente a la del cordero?
Así, señala los nombres de varios líderes, entre ellos Hitler y Stalin, para preguntar sí estos, por sí solos, exterminaron por sí solos a sus compatriotas o enemigos.
No se ve, continúa el autor, por todas partes la inhumanidad del hombre en guerras, en asesinatos, en violaciones, en la explotación despiadada del débil por el fuerte, hechos tales que han llevado a pensadores como Hobbes a la conclusión de que el hombre es el lobo del hombre.
Señala también que los argumentos de las dos partes lo dejan desconcertado, que se pueden conocer asesinos despiadados, pero esta es la excepción y no la regla, ¿ es que todos somos lobos disfrazados de corderos y que la verdadera naturaleza- el mal- se manifestará una vez que se libren nuestras inhibiciones?
Este último supuesto, que la verdadera naturaleza del hombre es el mal, es difícil de refutar, pero no es convincente, hay numerosas oportunidades para la crueldad y el sadismo en la vida diaria en que las gentes podrían permitírsela sin temor a represalias, lo cual es una buena observación.
El autor señala otra explicación, que hay una minoría de lobos que viven entre corderos, que estos imitan a aquellos, que por imitación es que “hacen cosas malas” pero en realidad los corderos sólo imitan a los lobo, explicación que aún deja muchas dudas, como es el hecho de admitir que existen dos razas de humanos, los lobos y los corderos.
Al final del párrafo, el autor deja ver su posición al respecto, ya que señala lo siguiente: ¿ quizás el hombre es a la vez lobo y cordero, o ni lobo ni cordero?
Asimismo, señala Fromm, dicha cuestión de sí el hombre es lobo o cordero, resulta ser uno de los problemas fundamentales del pensamiento teológico y filosófico occidental, y a continuación el autor señala las posturas que se han seguido al respecto en diversos campos del conocimiento, religiones o puntos de vista.
De este modo, señala que en el Antiguo Testamento, la idea fundamental era que el hombre no esta corrompido fundamentalmente, que se le puede salvar in ningún acto especial de la gracia de Dios, señala que si el hombre hace el mal , se vuelve mas malo, el corazón del hombre se endurece hasta un punto en que no es posible el cambio ni el arrepentimiento, en el antiguo Testamento, el hombre tiene las dos capacidades, la del bien y la del mal, y que tiene que elegir entre el bien y el mal, Dios no interviene en su elección, presta ayuda enviando a sus mensajeros, los profetas a enseñar las normas que conducen a distinguir la bondad, a identificar el mal, y a amonestar y protestar, hecho eso, deja al hombre solo y la decisión de la elección es suya.
En lo que respecta a la iglesia cristiana, aunque no define que entiende por iglesia cristiana, su actitud fue diferente ya que la desobediencia de Adán sí es considerada pecado, lo que no ocurre en el antiguo testamento, ya que en éste el acto de desobediencia es el primer paso del hombre hacia la libertad, porque fue expulsado del paraíso es capaz el hombre de hacer su propia historia, de desarrollar sus potencias humanas y de alcanzar una armonía nueva consigo mismo y con la naturaleza.
El pecado de la desobediencia de Adán es tan grave que corrompió su naturaleza y con ella la de todos sus descendientes, y así el hombre no podría nunca por su propio esfuerzo librarse de dicha corrupción.
Dicha idea fue combatida dentro de la misma iglesia, así también los humanistas del renacimiento pertenecientes a la iglesia procuraron debilitar esta idea, aunque no podían atacarlo ni negarlo directamente, en tanto que la ilustración sostuvo que toda la maldad del hombre no era mas que el resultado de las circunstancias y por ende, el hombre no tenía en realidad que elegir, sí se cambian las circunstancias que producen el mal y se manifestará la bondad original del hombre, opinión que retoma Marx y sus sucesores.
La creencia en la bondad del hombre fue resultado de la nueva confianza del hombre en sí mismo, como consecuencia del enorme progreso económico y político que empezó con el renacimiento.
De igual modo, señala Fromm, la bancarrota moral de Occidente, que empezó con la primera guerra mundial, puso de manifiesto la insistencia tradicional sobre la predisposición del hombre al mal.
De acuerdo al autor, es muy difícil para quien haya tenido una larga experiencia como psicoanalista subestimar las fuerzas destructoras que hay en el hombre, de igual modo, es difícil para quien haya presenciado el estallido explosivo de maldad y de instinto destructor de los comienzos de la primera guerra mundial, no ver la potencia y la intensidad de la capacidad destructora humana, por lo que existe el peligro de aceptar una nueva versión de la corrupción y del pecado original que sirva de racionalización a la opinión, derrotista la adjetiviza el autor, de que no puede evitarse la guerra porque es consecuencia de la capacidad destructora de la naturaleza humana, señala, de igual manera, que tal opinión es irreal por dos razones: la primera que la intensidad de las tendencias destructoras no implica que sean invencibles, y la segunda, que las guerras son, primordialmente consecuencia de fuerzas psicológicas.
Los líderes que desencadenan guerras no son diferentes del hombre ordinario, cuando tales hombres, según Fromm, llegan a puestos de poder pueden causar daños inmensos, aún y cuando tales hombres en la vida ordinaria harían mas bien que mal, el hombre ordinario con poder extraordinario es el principal peligro para la humanidad.
Como corolario del capítulo, Fromm introduce en lo que es el panorama general del libro, señala que ha escogido tres fenómenos que, según su opinión acepta con humildad, constituyen la base de la forma mas maligna y peligrosa de la orientación humana: el amor a la muerte, el narcisismo maligno y la fijación simbiótico-incestuosa, hace referencia que cuando se combinan las tres se forma el síndrome de decadencia, asimismo, señala que, en oposición a éste síndrome, describirá el síndrome de crecimiento, que consiste en amor a la vida, (en cuanto opuesto al amor a la muerte), el amor al hombre, (opuesto al narcisismo), y la independencia, (opuesta a la fijación simbiótico-incestuosa), para mayor comprensión se anexa el siguiente cuadro:

SÍNDROME DE DECADENCIA
SÍNDROME DE CRECIMIENTO
Amor a la muerte
Amor a la vida
Narcisismo maligno
Amor al hombre
Fijación simbiótico-incestuosa
Independencia





CAPÍTULO II.
DIFERENTES FORMAS DE VIOLENCIA

En este capítulo el autor, al principio hace referencia a que aún y cuando el argumento principal del libro es acerca de las formas malignas del instinto destructor, es necesario conocer antes algunas otras formas de violencia, señala que conocer antes las manifestaciones menos patológicas de la violencia puede ser útil para el conocimiento de las formas de destructividad gravemente patológicas y malignas.
Así las cosas, señala que la violencia mas normal y no patológica es la violencia juguetona o lúdica, la cual se encuentra en las formas en que la violencia se ejercita para ostentar destreza, no para destruir, y no es motivada por odio ni impulso destructor, ejemplos de este tipo de violencia son los juegos guerreros de tribus primitivas hasta el arte de la esgrima del budista zen.
Otro tipo de violencia, señala el psicoanalista, es la violencia reactiva, que es aquella que se emplea en la defensa de la vida, de la libertad, de la dignidad, de la propiedad, tienes sus raíces en el miedo, por lo que, por esta razón probablemente es la mas frecuente, este tipo de violencia esta al servicio de la vida, no de la muerte, es de diferente naturaleza que la violencia que tiende a destruir por el gusto de la destrucción.
Dentro de la violencia reactiva otro aspecto de la misma es la que se produce por frustración, se encuentra en animales, en niños y en adultos cuando se frustra un deseo o una necesidad, constituye un intento, con frecuencia inútil, para conseguir el fin fallido mediante el uso de la violencia, es una agresión al servicio de la vida, y no por el gusto por la destrucción.
Este tipo de agresión se relaciona con la hostilidad producida por los celos y la envidia, esto constituye una clase especial de frustración.
Otro tipo de violencia, refiere el autor en comento, aunque un paso mas hacia la patología, es la violencia vengativa, la cual no tiene la función de defender, sino de anular mágicamente lo que en realidad se hizo, ejemplo clásico es la ley del talión: ojo por ojo y diente por diente.
Es un tipo de violencia que no se da en individuos productivos, sino en grupos o individuos atrasados en lo económico, o cultural o emocional.
Estrechamente relacionada con la violencia vengativa esta una fuente de destructividad debida al quebrantamiento de la fe, que consiste en que, al principio, el niño tiene fe en la bondad, en el amor, en la justicia, si el niño oye mentir a sus padres, presencia la muerte de un pajarito, se quebranta su fe en Dios, y, depende el caso, en las demás personas, mas adelante en la vida, se es traicionado por un amigo, una amante, un maestro[1].
También existe, señala el autor, otra reacción que consiste en que el individuo profundamente desengañado y desilusionado puede también a empezar a odiar la vida, si la vida la gobierna el diablo y no Dios, la vida se hace odiosa, ya no puede uno sentir el olor del desengaño.
De igual modo, existe la violencia compensadora, que es aquella que es sustituta de la actividad productora en una persona impotente, en aquella que no es capaz de dejar su huella en el mundo, de transformarlo y cambiarlo, es el no actuar, crear vida requiere ciertas cualidades, destruirla, solo requiere del uso de la fuerza, así se venga de la vida porque esta se le niega, otro tipo de violencia es la tendencia al control, que es la base del sadismo.
Un último tipo de violencia que no llega a ser patológica es la sed de sangre arcaica, es la sed de sangre del hombre que aún esta completamente envuelto en su vínculo con la naturaleza, es la pasión de matar como un medio de trascender la vida.

CAPÍTULO III.
AMOR A LA MUERTE Y AMOR A LA VIDA.

La idea central del capítulo es que así como existe un amor a la vida, existe un amor a la muerte, sin embargo, el ser humano es mas tendiente a amar la muerte, a ser necrofílico, aclarando que el sentido que le da a esta palabra no es el de la filia que se conoce, sino mas bien, la atracción y fascinación que existe hacia lo muerto, cadáveres, heces, basura, son personas aficionadas a hablar de temas como enfermedades, entierros, muertes, vive en el pasado, ama la fuerza, la mayor hazaña del hombre no es dar vida, sino destruirla, ama todo lo que no crece, lo que es mecánico, lo atrae la oscuridad y la noche, habla de ejemplos como Hitler, Stalin, e incluso hasta Jung, quien según esto era necrófilo por un sueño repetitivo que tenía, observación que según hace el autor, también había observado Freud.
Lo opuesto a la necrofilia, en el sentido que lo entiende el autor, es la biofila, el amor a la vida, es una orientación, es la tendencia a vivir de todos los organismos vivos, que se observa en todos los organismos vivos, la tendencia a conservar la vida y a combatir la muerte es la forma mas elemental de la orientación biofila.
La persona que ama plenamente la vida es atraída por el proceso de la vida y el crecimiento en todas las esferas[2],prefiere construir a conservar, es capaz de admirarse y prefiere ver algo nuevo a la seguridad de encontrar la confirmación de lo viejo, su sentido de la vida es funcional y no mecanicista, quiere moldear e influir por el amor, por la razón, por su ejemplo, no por la fuerza, goza de la vida y de todas sus manifestaciones.
La ética biofila establece que bueno es todo lo que sirve a la vida, y malo es todo lo que sirve a la muerte.
Hace referencia al eros y tanatos de Freud y a su evidente analogía con sus conceptos de necrofilia y biófilia, sin embargo señala que esta dualidad, e acuerdo a su criterio, no es la de dos instintos luchando entre sí, sino es la que existe entre la tendencia primaria y fundamental de la vida y su contradicción, que toma existencia cuando el hombre no tiene esa meta.
El amor a la vida se desarrollara en una sociedad en la que haya seguridad,
Justicia y libertad.
Considera el autor, que su carácter necrofílico se relaciona con el carácter anal que propuso Freud, aunque señala que el carácter anal es menos patológico que el necrofílico.
Al final del capitulo el autor señala que las características de la orientación necrofílica estan presentes en todas las sociedades industriales modernas, y que esto es independiente de sus respectivas estructuras políticas.

CAPÍTULO IV.
NARCISISMO INDIVIDUAL Y SOCIAL

Este capítulo se propone, según el autor, seguir la orientación de Freud, y examinar el papel del narcisismo para la comprensión de los odios nacionales y de las motivaciones psicológicas para la destrucción y la guerra.
Resume la teoría de Freud acerca del narcisismo, señala que la psicosis, por citar un ejemplo, es un estado de narcisismo absoluto, en el que el individuo rompió toda conexión con la realidad exterior y convirtió a su propia persona en el sustituto de ella.
Señala ejemplos de un narcisismo normal y no patológico, hace referencia a la leyenda griega que señala el origen de la leyenda, así como a la hipocondría moral, que también es una forma de narcisismo.
La pasión narcisista tiene, en términos normales y no patológicos, una función biológica que es cargar de energía al individuo para dar cauce a sus necesidades corporales, sus intereses y sus deseos, el narcisismo es necesario para la supervivencia, y al mismo tiempo es una amenaza para ella.
Después de señalar que en el narcisismo benigno el objeto del narcisismo es resultado de un esfuerzo personal, en el narcisismo maligno, el objeto del narcisismo no es nada que el individuo hace o produce , sino algo que tiene.
Asimismo, señala que el narcisismo personal se transforma en narcisismo de grupo, y que como tal, en éste también hay maligno y benigno.
Destaca que a lo largo de la historia se ha desarrollado un narcisismo de grupo, y a su vez se ha desarrollado su contrario, que es el humanismo, en aquel, se resalta el valor de grupo por encima de los demás grupos, en éste, se destaca la humanidad sin excepción de grupos.
El grupo narcisista anhela con quien identificarse, así el jefe es admirado por el grupo, que proyecta su narcisismo sobre él.
En el caso de los valores, el narcisismo es enemigo de la razón y el amor, las enseñanzas esenciales de todas las grandes religiones humanistas se resumen en una frase: la meta del hombre es vencer su narcisismo.
Para vencer el narcisismo y fomentar el humanismo, señala como corolario del capítulo, es necesario fomentar en los sistemas educativos de todos los países los logros de la especia humana y no los de una nación particular, podría existir un día del hombre, en lugar de días regionales de fiesta, los libros de historia universal deben reescribirse sobre bases objetivas, realzando los logros de la humanidad como tal.

CAPÍTULO V.
VÍNCULOS INCESTUOSOS.

De nuevo, el autor recurre a las teorías de Freud para sustentar la suya propia, señala como fundamental para su análisis el concepto psicoanalítico de fijación con la madre, entendida esta como la extraordinaria energía inherente a la adhesión del niño a la madre.
Después de esbozar un panorama general del carácter de la dependencia y el miedo irracional de la madre, en cuanto diferentes de los vínculos sexuales en que vio Freud el núcleo de las tendencias incestuosas señala que lo fundamental es el grado de regresión en el complejo incestuoso.
Señala diversos estadios de fijación incestuosa, reseña cada uno de estos, de estos el mas grave es el de la simbiosis incestuosa, que consiste en que, a diferencia de las demás simbiosis, en ésta la persona simbióticamente adherida no puede sentir una clara delimitación entre ella y la persona huésped.
Otro rasgo patológico es el de no sentir a otro ser como completamente humano, de igual modo, otro síntoma es el antagonismo con la independencia y la integridad, no se es libre de ser uno mismo, dicha fijación no suele ser reconocida.
Al unirse las formas mas arcaicas de simbiosis incestuosa, con el narcisismo y la necrofilia se construye el “síndrome de decadencia”.
El ejemplo mas notable del síndrome de decadencia es Hitler.

CAPÍTULO VI.
LIBERTAD, DETERMINISMO, ALTERNATIVISMO.

En este capítulo regresa a la pregunta fundamental acerca de la esencia del hombre, el hombre ¿es bueno o malo?, ¿ es libre o esta determinado por las circunstancias?, ¿Cuál es la esencia del hombre?.
Al respecto, señala el autor, existen dos posturas: aquella que refiere que no existe tal esencia, y aquellas que señalan que sí existe tal esencia.
La esencia del hombre es la contradicción, la esencia del hombre lo constituye la pregunta y la necesidad de una respuesta, para esto, existen dos opciones, una la denomina respuesta regresiva, y la otra solución progresiva, dicho de otro modo, el hombre sólo puede elegir entre dos posibilidades que son retroceder o avanzar.
La primera no es mas que volver al lugar de donde se vino, a la naturaleza, a la vida animal, a sus antepasados.
La segunda opción es el desarrollo de todas las fuerzas humanas, es un pleno despertar, concepto que esta presente en muchas religiones, en muchas culturas, y en muchos pueblos.
Después de este concepto, llega al concepto de libertad, y aquí surge de nuevo otro conflicto entre posturas teóricas: los que optan por la libertad y los deterministas, esto es los que dicen que el hombre no es libre.
Después de tratar de los errores de esta discusión, y de reseñar diversos ejemplos a favor de cada teoría, señala que las acciones del hombre están determinadas por causas anteriores, pero puede librarse del poder de esas causas mediante el conocimiento y el esfuerzo, que no se puede separar teoría y práctica, sí se es libre pero siempre y cuando se conozca – como en un juego de ajedrez- todas las alternativas posibles.


CONCLUSIONES.

Es difícil clasificar un libro como este, ¿ es filosofía?, ¿ es psicología humanista?, ¿ es superación personal?, independientemente de su clasificación, es un texto que trata acerca de la pregunta eterna acerca de la verdadera naturaleza del ser humano, si en diversas ocasiones se ha escrito que existen libros que incluso, en su momento, hasta fueron prohibidos porque eran considerados peligrosos, este es un libro que aporta ese conocimiento, tenemos capacidad en ambas direcciones, desglosa el mal, destaca, reseña y describe sus elementos, los relaciona con ejemplos prácticos, y aunque no toma partido por ninguna inclinación si se advierte en el autor una preocupación genuina por la humanidad, es un libro humanista en este sentido, aunque pesimista porque no le concede al hombre la oportunidad de ir hacia delante, no por falta de fe, sino por objetividad, en lo personal, disculpando el hablar en primera persona, es mi tema favorito, y si me pega esa idea de que no hay bondad ni maldad, sino contradicción, además, después de leer la historia de la locura y los anormales, me queda claro que no hay bondad ni maldad, sólo razón y locura, solo contradicción, el mal no esta dentro de uno, esta detras de uno.



[1] Esta fue la justificación de Mark David Chapman para asesinar a John Lennon, decía que como era posible que aquel que hablaba de paz entre los hombres, de un mundo sin fronteras, era capaz de tener tantas propiedades.
[2] Esta idea es humanista, es el desarrollo armónico en todos los aspectos, esta presente en el budismo, en Carlos Castaneda, en la programación neurolínguistica, etc.

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