14 sept 2016

heroes, princesas y villanos. Heberto de jesus Ramírez leon En esta vida todos somos, en algún momento, heroes, princesas y vilanos. todo depende del lado de la justicia en el que nos encontremos, sí eres víctima de una injusticia, eres una princesa, sí luchas porque no se cometan injusticias, y sigues luchando a pesar de la decepción del día a día, eres un heroe, y si cometes una injusticia o no tienes honor, o sencillamente no eres honesto entonces eres un villano. aunque también hay otros personajes, que son los ogros y las brujas, por citar unos, que nunca pudieron superar una injusticia y quedaron amargados, llenos de odio y rencor, o un duende, si una injusticia no te dejo crecer ni explotar todas tus posibilidades. y en el medio judicial para ser un buen juez, tienes que haber sido antes princesa, heroe y villano. esa fue la enseñanza mas importante que me dejo mi viejo maestro, manuel Escalante, durante el tiempo en el que, tratando de ser un buen juez, siempre lo buscaba para platicar acerca de lo acontecido en el día, o bien para un consejo, las mas de las veces no legal, sino acerca de las reglas, vicios y formas de operar del sistema judicial. heme aquí, quince años después de iniciada mi carrera judicial, en la antesala del presidente del supremo tribunal, esperando lo peor para un funcionario judicial: una reprimenda, un regaño directo o indirecto o el cese, la causa, no acatar las reglas del sistema, y pensar y actuar como un idealista. cuando estudie la licenciatura jamás pense en terminar en los pasillos de un juzgado, se me hacía la cosa mas aburrida del mundo, mis sueños, mis expectativas me ubicaban en un lugar de reflectores, de poder, de política, no en un sistema judicial que presume de nuevo y de transformaciones pero cuyos operadores siguen actuando como hace cincuenta años. Así, recordé mis inicios como meritorio. -buenos días- dije tratando de sonar lo mas formal posible. -buenos días- me contestó una secretaria ejecutiva llamada mary- . ¿que se le ofrece joven?-. -mi nombre es juan, juan Contreras- respondí- me envían del supremo tribunal para hablar con el juez, me mandan como meritorio. -ah, que bueno que llegas temprano y que vienes tan bien vestido- me dijo señalando el reloj de la sala de audiencias-. en este medio, lo mas importante es la puntualidad y la apariencia, es mas, mucho mas importante, parecerlo que serlo, no importa que seas un bruto mientras parezcas gente decente, gente de bien, y un consejo: de aquí en adelante, cuando te pregunten tu nombre siempre di primero que eres “ el licenciado”, eso es obligatorio en el medio judicial- terminó diciendome con aires doctos. -la verdad estudie para saber, no para presumir títulos- pensé mientras le sonreía de la manera mas espontanea posible- ¿de que sirven los títulos si soy una persona que, aunque parezca decente, soy de una baja calidad moral?. - ya llegó el señor juez- me refirió mary- espere que él lo hable, no se le vaya a ocurrir abordarlo antes de tomar su café, yo le informaré que esta usted aquí y le avisaré cuando pueda hablar con usted. luego aprendí que en ese medio, el juez era la figura mas importante, que lo que decía, aunque fuera una brutalidad, era ley en ese pequeño espacio de poder que le era concedido después de una carrera judicial, de romperse la madre con “ sus amigos” para obtener un puesto, aunque, habían algunos, los mas, que llegaban sin merecerlo, por recomendación directa del presidente del supremo tribunal en turno, que por cierto nunca venía “ de adentro” sino siempre era un político que terminaba siendo el mas grande jurista del estado a fuerzas de cañonazos de prensa y de premios ex profeso, aún y cuando en su vida hubiera aportado una idea original, un escrito, una investigación que rompiera paradigmas. -le habla el señor Juez, pase por favor- me señaló Mary con la mayor solemnidad. - Buenos día señor Juez- creo que nunca olvidare la mirada entre despectiva, aburrida y de hastío que me lanzó. -Buenos días Licenciado- me dijo el juez- ¿Por qué supongo que ya esta usted titulado verdad?. -sí señor, el mes pasado hice mi examen profesional- le respondí. - que bueno, es realmente molesto eso de que vengan como pasantes, ni se concentran en la escuela, ni en el trabajo, yo en eso sí soy de la vieja escuela, primero terminas de estudiar, luego empiezas a trabajar- me señaló de manera contundente. -vas a trabajar con la licenciada Lucía, que es la actuaría judicial de la mesa número dos, a cargo de la licenciada helena, helena luna -uta, que pa todo hay tanta formalidad- pensé tratando de adaptarme al medio. en la mesa de lucía estuve un año de meritorio, un tiempo exacto dentro de una carrera judicial, ya que menos hubiera significado tener influencias y mas tiempo ser un bruto que no pasa los exámenes, como lo dijo uno de nuestros gloriosos presidentes. Aprendí que es diferente la teoría de la practica, que existen reglas no escritas que jamás te enseñan en ningún lado, una de estas es que la formación de un juez se basa no en enseñarlo en ser independiente, al contrario, en ser dependiente, pasivo, en pensar mucho antes de hacer las cosas, en depender siempre del criterio de otras personas, cuando eres actuario, dependes del secretario, cuando eres secretario dependes del juez, cuando eres juez dependes de los magistrados, pobre de aquel que se le ocurra llevar la contraria a su superior, es casi casi quemado en leña verde. Ah y cuando eres magistrado, dependes de las políticas de estado. Aunque, como en todo, existen sus excepciones, y eso me paso cuando era secretario judicial encargado del despacho en vacaciones, un magistrado me dio una orden y el juez me dio otra, ¿a quien se suponía que le tenía que hacer caso si la responsabilidad legal era mía? -buenos días hijito- me señaló de la manera mas amable posible el magistrado Carlitos del otro lado de la línea. -buenos días magistrado- le respondí. -como sabes, soy el magistrado que esta de guardia, el que checa los asuntos de los juzgados penales antes de resolverse. y estoy enterado hay un asunto que se va a resolver en termino constitucional en los próximos días. un asunto de un robo con violencia creo. -así es magistrado, el lunes de la semana que entra se nos vence el termino, ya rindió su declaración preparatoria y pidió una prueba de inspección judicial a la misma hora en la que, según los testigos, lo vieron asaltando a la ofendida- cerré los ojos nadamas de pensar que tenía que llevar a efecto la inspección a las cuatro de la mañana, tenía que dormir fuera de mi casa, con los problemas que ello conllevaba con mi mujer. -ok licenciado, bueno, mira, hoy en la mañana vinieron a verme los familiares del detenido, y resulta que, curiosamente, son parientes míos, así que yo, como un favor especial, te pido que cheques muy bien el expediente, que cheques muy bien el cuerpo del delito y sobre todo la probable responsabilidad, es muy importante que no haya impunidad hijito, pero también es importante que no haya inocentes en la carcel, yo siempre te lo voy a agradecer de manera muy especial- mas claro ni el agua, pensé, sin saber lo que opinaría el juez. para mi desgracia, o fortuna, nunca lo supe, el juez llego pasado del mediodia, le comenté el expediente, las pruebas que habían, las cuales por cierto, eran de esas “tablas”, había tanto para dejarlo dentro como dejarlo fuera, todo dependía del humor y vida sexual del que resolviera, y, tragando saliva, le comenté, sin perder un detalle, la llamada del magistrado. - ese magistrado Carlitos, siempre tan buena gente- comentó el juez Santiago- pero pues desgraciadamente hay ciertas reglas y normas que deben seguirse y el lo sabe perfectamente, sabe que ese favor me lo tenía que pedir a mí, no a ti, que eres un simple secretario, así que dictas el auto de formal prisión por favor. - pero las pruebas son para ambos lados licenciado, puede salir sin mayor problema- le dije tratando de conciliar. - me vale, aquí el que manda soy yo, no él, aunque este de guardia, si no me lo pidió a mi, que se chingue, ese cabron queda adentro. -uta madre, ya me eche un enemigo de a gratis- pensé mientras miraba al suelo sin poder objetarle nada al juez. Curiosamente, a los tres meses el licenciado Santiago presentó su renuncia. este tipo de cosas, que desgraciadamente las ves a diario en el ámbito judicial, son las que te hacen vomitar de asco cuando llegas a casa, el licenciado Santiago era un buen hombre, jamás, en el año que llevaba trabajando con él, lo había visto ejercer el poder de ese modo, daba igual que se quedara dentro o no, lo dejó dentro solo por la gran ofensa que significaba el no haber sido tomado en cuenta, son ese tipo de casos en el que decide es el ser humano, de esos casos que no llaman la atención, que no salen en los medios, que sólo el juez decide como ser humano, en el que de nada sirven los conocimientos jurídicos, las maestrías, los doctorados, sino solo la experiencia humana, el conocer directamente al inculpado es lo que te da la certeza si es o no inocente. Durante mi tiempo como meritorio, como actuario, como secretario, pasé muchas cosas, conocí muchas historias, vívi muchas situaciones. -buenos días licenciado Juanito- me dijo con su voz chillona mi secretaria Graci – ya esta lista la declaración preparatoria del expediente 100/2006, cuando usted quiera licenciado. -buen día Graci, resumeme los hechos por favor. - el inculpado venía en la carretera federal con dos primos en un Volkswagen 70, el ofendido venía en una camioneta ultimo modelo de la Ford, junto con tres compañeros de trabajo, el volcho sale de un camino vecinal y la camioneta lo libra, mentandole la madre, el volcho lo alcanza, el otro se deja alcanzar y empiezan a cerrarse mutuamente hasta que la camioneta se para, se bajan el ofendido y sus amigos, y van a reclamarle al inculpado, estos se bajan tambien, empiezan los dimes y diretes, hasta que el inculpado, que no se había bajado porque estaba en el asiento de atrás se baja con un machete y le asesta un machetazo directamente en la mano al ofendido, se la descuelga y los del Volkswagen salen huyendo. -bonita manera de echar a perder la vida de los dos graci, pero ni modo es el pan de cada día, si no no tendríamos trabajo. - ¿cual es su nombre joven?- le pregunté al inculpado. - Miguel Covarrubias señor- me contesto con la cabeza baja como siempre ocurre cuando después de la euforia te das cuenta de la realidad- ¿esta usted enterado de los cargos que le hace el ministerio público?.- si señor, si estoy enterado- sin levantar la cabeza. -¿Qué fue lo que paso Miguel?- le pregunté indicandole que levantara la cabeza. - no se señor, no lo se, perdi la cabeza, ya ve como son esa gente de PEMEX tan prepotente, que cree que por andar en sus camionetas uno tiene que agacharse ante ellos- como siempre el bendito resentimiento de la clase social, como si los demás tuvieran la culpa de las circunstancias en las que nacemos: donde nacemos, de quienes somos hijos, etcétera. -pero sí lo único que tenían que hacer era dejar ir a la camioneta, ¿ no me digas que nunca te han mentado la madre?. - pues sí, pero es que como ellos se bajaron, no podíamos dejar que nos ganaran el valor, teníamos que demostrarles que los de esta tierra somos cabrones, que no nos dejamos. - que bueno, quedo demostrado, lo malo es que, y no estoy prejuzgando aclaro, por esa “demostración de valor” puedes pasar diez años en la carcel ¿lo sabes?- le dije en el mismo tono que había usado mínimo trescientas veces en casos similares.- sí lo se señor, pero ya ni modo- me dijo, y volvió a agachar la cabeza. -licenciado Juanito, aquí esta el ofendido del expediente, quiere hablar con usted- haciéndome la seña inequívoca de que venía molesto. -buenas tardes señor juez- me dijo con la cabeza en alto y mirando a su alrededor- buenas tardes señor…¿Cuál es su nombre?- le pregunte sosteniendole la mirada- soy el señor licenciado Guillermo Ortiz, gerente de recursos humanos de una importante empresa petrolera a nivel internacional- lo mismo de siempre, pense, siempre tratando de apantallar, de “ganar el primer round”, en México no existen los títulos nobiliarios pero a la gente como les encanta me cae. - muy pacíficos sus paisanos ¿verdad? – me dijo con ironía y sorna- vengo de mi trabajo, voy a mi casa y un par de maleantes me arruinan mi vida- el prejuicio, siempre el prejuicio, la calificación de la vida y obra de otros en tres, cuatro palabras máximo- quiero saber como voy a ser atendido, sino para traer un abogado de mi tierra, de mi confianza- me dijo ya suavizando su voz pero sin dejar de lado el orgullo, - como todos señor licenciado, con apego a derecho y dandole igualdad de oportunidades a las partes, si me permite, me gustaría hacerle una pregunta nada mas- claro que sí, me respondió- ¿ a que se bajaron? venía manejando una camioneta que alcanza los cien kilómetros por hora en quince segundos, usted es una persona importante, que sabe de estas cosas, ¿ a que se detuvieron y a que se bajaron?. - la verdad me ofusque- me contestó ya con su tono completamente suavizado- me dio coraje pensar que por su imprudencia podía dejar a mi mujer sola con mis hijos, además de que veniamos cansados del viaje, no era un viaje muy largo, llevabamos tres horas y media de viaje, quería llegar a casa a ver televisión, estar con mi esposa, solo eso- señaló bajando por fin la cabeza. - pues sí, pero desgraciamente esa ofuscación le puede costar hasta su trabajo ¿no?- le dije tratando de no alterarlo. - asi es señor juez, esto para mi, en mi posición, me causa muchísimos problemas, aun cuando me paguen toda la reparación del daño- respondió siendo, por primera vez, sincero. - no se preocupe, vaya a disfrutar a su familia, cuidese esa mano y nosotros le mantendremos informados, no le haremos chicanadas, ni nada por el estilo, deje su número de teléfono a la actuaría y cada acuerdo importante le será notitficado para que tenga usted la oportunidad de defender su versión, ¿ de acuerdo? .- si señor juez, se lo pido pór favor, no puedo estar viniendo, me cuesta tiempo y esfuerzo- señaló ya totalmente derrotado- no se apure, consigase un abogado de su total confianza que lo asesore, eso es lo mas importante. al final, llegaron a un arreglo.. uno de los grandes paradigmas del derecho, o prejuicio según como se vea, es aquel que establece “ no solamente hay que serlo, sino también parecerlo”. nada mas alejado de la realidad. la mejor abogada que conocí, jamas comulgó con eso, y uno de los arquetipos del abogado rapaz, sin escrupulos, sin etica ni moral, era precisamente partidario de ese paradigma. - buenas tardes licenciado Juanito- me dijo con su voz entre autoritaria y piadosa la licenciada carmelita almendra. -buenas tardes licenciada carmelita, ¿Qué se le ofrece?. le conteste mientras veía que mi secretaria ejecutiva tenía media hora mandando mensajes. - vengo a ver si ya esta fijada la fianza que solicité. -claro que sí licenciada, pase usted con el actuario para que le notifique el acuerdo-al tiempo que le señalaba la mesa de mi actuaría. la licenciada Carmelita Almendra era una mujer de campo, de recursos económicos amplios, dueña de grandes lotes de terreno, era pasante de derecho, en la época en la que se permitían las personas de confianza, después, ser pasante o “coyote”, era un pecado mortal, un sacrilegio para los grandes cardenales del derecho en el estado. a pesar de su apariencia, siempre en chanclas sandak de plastico de todos colores, o bien en botas de agua, con vestidos sencillos, armados de una sola tela, en colores brillosos, o estampados de tipo entre folclórico y carnavalesco, cabello sin lavar, despeinado, casi lleno de piojos, la licenciada carmelita fue la mejor abogada que conocí en todos mis años de carrera judicial. era seguida sobre todo por gente del medio rural, ella se metía en cuestiones agrarias, civiles mercantiles, penales, administrativas, era capaz de pagar una fianza con tal de que el padre estuviera en la noche en la casa cenando con sus hijos. les llevaba comida cuando estaban detenidos en la estación de policía, le daba de comer a la esposa que espera a que el marido cumpla la sentencia, conseguía ropa para los niños, regañaba al marido que andaba de borracho o que andaba de coscolino. jamas la ví enojarse con un cliente ni cortarlos de manera tajante como sí ví a muchos abogados de prestigio hacerlo, ella investigaba, hablaba con los peritos, iba a hablar con el juez de distrito, traía a los testigos, a los ofendidos, iba a buscar la vaca que se le iba a dar al ofendido para llegar a un arreglo, de verdad fue la abogada que mas despertó mi admiración en todos mis años de carrera judicial, por su entrega, por su pasión, por su honestidad, su disponibilidad, su correcta forma de hacer las cosas, al final, desgraciadamente, según radio pueblo la mataron por andar investigando cosas que no debía, todo para favorecer a uno de sus defensos, fue la mejor abogada que conocí, y eso que era la peor vestida, la antiglamour, la mugrosa. otro abogado, Marcos Ariza, era el epítome del abogado triunfador, cruel, sin escrupulos, de esos que ponían en practica aquella enseñanza de un político del norte de méxico que consistía en considerar a la moral como un arbol de moras. siempre bien vestido, peinado con vaselina, pantalones de vestir, mocasines o zapatos duros, obeso, gloton, con grandes anillos, presumiendo lo poco que tenía, y a veces lo que no tenía, siempre rechazandole al gobernador el cargo de presidente del supremo tribunal o bien el de fiscal general del estado, “para darle paso a los jóvenes”, sobre todo a su hijo, aunque nunca quedó bien aclarado aquel incidente en el que apareció muerto en la sala de su rancho un joven humilde de apenas veinte años de edad, ya que siempre existió la duda de quien había sido, si el padre o el hijo, y las razones de la muerte, tiempo después, busque los periodicos de aquella epoca para hacer una historia criminal del estado, nunca los encontré. nunca tuve oportunidad de presenciar directamente, pero creo que en un expediente que tuve a cargo, se arregló con el juez para dejarlo adentro, había todo para un auto de libertad, pero prefirió dejarlo adentro hasta sentencia para “sacarle mas jugo”. -licenciado Omar, ¿como va a quedar el caso del pizzero? - cuentame Juanito, cuentame del caso- me respondió el juez de manera benevolente. -pues a mi juicio no hay pruebas licenciado, realmente solo hay una persona que vio a una persona con el uniforme de la pizzeria, y eso a una distancia de diez metros, y de noche. - ¿se careo con el testigo?. - sí licenciado, el testigo no esta seguro- le conteste tratando de ser objetivo, ya que mi convicción era que no había participado. - ok, pues si no hay pruebas, dejalo libre, tenlo listo antes de la una para que me vaya temprano por favor. -si licenciado, no se preocupe. como a la media hora, ya preparando el auto de libertad, llegó el licenciado Marcos, pidieron un café para el, y se encerró en el cubículo del juez a manotear, gesticular y hacer alarde de todos los amparos que le habían sido concedidos. después de que se fue, me habló el juez. -licenciado Juanito, ¿puede venir por favor? - si licenciado ¿que se le ofrece? - mira, he estado pensando acerca del caso del pizzero, tu sabes que el licenciado Marquitos lleva su caso, y he cambiado de opinión, díctale el auto de formal prisión. - licenciado Omar, con todo respeto, usted sabe que es una injusticia, que no hay pruebas que lo involucren- dije tratando de no exaltarme. -pues si Juanito, pero el licenciado Marcos me hizo ver que para la seguridad jurídica de su cliente, para que no quede dudas de su inocencia, lo mas conveniente es llevar a efecto una inspección judicial con el testigo, para ver si a la misma distancia lo reconoce, y eso Será hasta el proceso, después de dictado el auto. - OK licenciado, será como usted diga- le dije pensando que ya se porque Reyes Heroles decía que hay que tragar sapos y escupir flores. el testigo nunca pudo ser localizado de nuevo, la defensa, después de tres meses se desistió de la prueba y se le dictó sentencia absolutoria. Con lo que ganó la justicia, el inculpado y… quien sabe quien más, a riesgo de permanecer tres meses injustamente en la cárcel. Las bondades del sistema. en este caso, el paradigma no funcionó, la abogada mas honesta, entregada, y de convicciones no parecía abogada sino ayudante de rancho, y el abogado fino, elegante, respetuoso, propio, sí parecía un gran abogado, pero era un hijo de la chingada. el verdadero aprendizaje del juez empieza en el momento en el que se sienta en la silla, no antes, no hay nada, absolutamente nada que te pueda preparar para ese momento, la silla te transforma, o pule tus cualidades, que es lo que menos pasa, ó refina tu lado oscuro. te vuelves mas seguro de ti mismo, mas dicharachero, mas bromista, mas galan, mas generoso, todo un dechado de virtudes… esto es al principio. después, cuando vas aprendiendo como funciona el sistema terminas por convertirte en un ser sombrío, apagado, que se amarga por todo, que no hace justicia, que sólo aplica al derecho a rajatabla, que no toma decisiones polémicas para no llamar la atención, que prefiere vivir con un bajo perfil, porque sabe que de llamar la atención le pueden volar la cabeza, que sigue conviviendo con sus compañeros jueces, a veces departiendo sanamente, a veces intrigando, otras jugando esgrima verbal y apuñaleando a los ausentes. y es que, aunque al principio no lo creas, no lo quieras, el sistema judicial es un monstruo que destruye tus ilusiones, tu idealismo, tus convicciones, tus sueños de justicia, tus ambiciones de avanzar limpia y honestamente. -licenciado Juanito, le hablan de presidencia- dijo juanita desde la sala de audiencias. - buenos días, a sus ordenes- tratando de no sonar tan arrastrado. -SEÑOR JUEZ, buenos días, habla el secretario particular del presidente, el licenciado humberto. ¿como esta usted el día de hoy? - muy bien licenciado Humberto, muchas gracias, trabajando, ¿en que le puedo servir?- todo un dialogo perfectamente ensayado. -mire le hablo de parte del señor presidente, para comentarle que hoy en la mañana estuvo aquí el abogado de la parte ofendida del expediente 66/2006, de un asunto de abigeato, el abogado le comentó al señor presidente que considera injusta la determinación del ministerio público, ya que no consideraron la violencia como elemento del delito, por lo que le vino a pedir al señor presidente que ojala el juez reconsidere esa postura, ya que sí se acredita la violencia, así que, de parte del señor presidente, como un favor especial, le solicito que estudie muy bien el caso, y, de demostrarse que hubo violencia, le aplique todo el peso de la ley a esos delincuentes, estamos seguros de contar con su colaboración y disciplina, recuerde que la indisciplina es una falta de respeto a la institución y a la figura del señor presidente. -claro que sí licenciado, este usted seguro de que mi respeto, lealtad y disciplina están con la institución y, como tal, actuare en consecuencia. Tuve que ir al baño a vomitar todo el desayuno, ¿Cómo es posible que en estos tiempos modernos, en pleno siglo XXI, sigamos actuando en base a la consigna descarada y grotesca?. ¿Que le iba a decir? ¿ Que no?, que vinieron aquí varias gentes de la ranchería a decirme que el ofendido es un cabron, que agarra a las niñas como sus sirvientas y luego sus queridas, ¿que aquel que no le vende “voluntariamente” sus tierras, le pone de su ganado en su parcela y lo acusa de abigeato? ¿Qué nadie le hace alto porque a pesar de todo viven y seguiran viviendo ahí?. Este tipo de cosas son las que te hacen dudar de querer seguir en estos cargos, de tirar todo por la borda ¿a pesar de que te haya costado años de estudio, zalamería y relaciones el llegar a ser juez? ¿De que sirve ser juez si no se puede ser autónomo e independiente como se pregona en los discursos? ¿Si siempre estás sujeto al poder, a la voluntad de otro que jamás en su vida ha hecho un acuerdo, ha lidiado con la gente? de todos modos juan te llamas